ISIS
Diosa Egipcia de la vida, la salud y los hechizos y por tanto protectora de los muertos, identificada con la luna.
Su culto, que se extendió al mundo helénico en tiempos de Alejandro Magno y al Romano del último siglo de la república, incluía procesiones solemnes y ritos secretos en los que se iniciaba a los neófitos mediante ceremonias que permanecen desconocidas
Procedente de Tebas oeste templo funerario de Ay y Horemheb de cuarcita pintada en el museo de Egipto
Los templos funerarios de Tebas Oeste estaban adornados con estatuas colosales, como este ejemplo del faraón Tutankhamón . El rey luce el nemes (tocado de rayas azules y doradas), adornado con el Ureo (la cobra femenina que protege a los faraones de sus enemigos), la barba ritual, el collar Usej y el shendyit o faldellín plisado. A pesar de su postura clásica de marcha, los ojos alargados y almendrados, los rasgos suaves y el vientre prominente, recuerda el estilo del arte amarniense. El templo funerario donde se halló la estatua pertenecía a Tutankhamón, pero fue usurpado por Ay y Horemheb.
Dinastía XXI. Reinado de Psusenes I procedente de Tanis. Tumba III. Sepultura de Psusenes I. Material Oro. Museo egipcio de El Cairo.
Entre todos los objetos hallados en las tumbas reales de Tanis, destaca por su belleza la máscara mortuoria del faraón Psusenes I. Excepto la línea de los ojos y las cejas, que era de lapislázuli, y los ojos, hechos con pasta de vidrio, el material utilizado para realizar la pieza fue el oro. La máscara nos muestra al faraón con el rostro idealizado y los atributos que lo señalan como soberano: el Ureo en la frente, el nemes en la cabeza y la barba trenzada, símbolo de la muerte del faraón. Más sobria que la famosa máscara de Tutankhamon, la belleza de esta pieza reside en su sencillez y la maestría con la que fue elaborada.
La máscara fue confeccionada ensamblando diferentes piezas con clavos de oro, con tal precisión que es difícil apreciar esta técnica a simple vista. Pese a la etiqueta de decadencia que suele asociarse a los periodos intermedios, la excelente técnica de esta pieza contradice esta idea. Se ha cuidado hasta el más mínimo detalle en su ejecución: el acabado del Nemes, recogido a la espalda, y el final del Usej sobre los hombros, formado por diferentes vueltas de collar y decorado con flores.
Estatuillas funerarias.
Para los egipcios, el Más Allá era una prolongación de la vida terrenal. Debían vestirse, alimentarse, disfrutar del ocio y trabajar. Para no tener que realizar esta dura tarea, en el ajuar funerario se proveían de servidores mágicos que mediante el poder de la palabra, se convertían en auténticos criados. Se representaban como personajes en forma de momia con los brazos cruzados en el pecho y con una línea de jeroglíficos verticales.
Ushebti servidores funerarios.
Ushebti es una palabra egipcia que significaba el que responde y era el término con el que se designaba a las estatuillas que se colocaban en el ajuar funerario. Eran los servidores mágicos, que se colocaban dentro de la cámara del sarcófago, generalmente dentro de cajas, aparecían como personas con los brazos cruzados sobre el pecho portando en una mano una arada en la otra un flagelo. Muchos de ellos llevaban en la espalda un saco para transportar semillas.
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Sus retratos más de 250, son fácilmente reconocibles gracias a una serie de rasgos que lo identifican. En esta ocasión luce corona jepresh, asociada tradicionalmente a empresas militares y el ureo en la frente. Su rostro, aunque idealizado muestra unos ojos almendrados y una sonrisa de labios gruesos, típica de la representación de este faraón.
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RAMSÉS II. Imperio Nuevo. Dinastía XIX. Reinado de Ramsés II procede de Tanis, granito Gris.
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Nefetari esposa de Ramsés II
El Faraón bajo la imagen de una Esfinge Procede de Karnak cuarzo de Gneis
Una de las criaturas con las que se podía identificar al faraón en la que podía representarse era la esfinge. Tenía una connotación fuertemente solar, asociada al dios Re Haracles Horus del horizonte. Una de sus funciones consistía en proteger lugares sagrados como necrópolis o templos. Tuvo una gran difusión en la arquitectura. Con cuerpo de león y cabeza de animal sagrado del dios al cual estaba dedicado el santuario, aparecía en los templos formando largas avenidas.
Esta escultura fue hallada en el santuario de Karnak. La estatua presenta el cuerpo de león pero la cabeza es humana. Justamente con esta pieza, se hallaron otros objetos del mismo Ajenatón, por lo que se supone que el rostro de la esfinge pertenece a este faraón.
El último faraón de la dianstía XVIII fue Horemheb, que ocupo el cargo de general durante el reinado de Ajenatón. Sin ser todavía soberano, se hizo construir una tumba en Saqqara, ejemplo claro del estilo amarniense.
Este bloque con relieve, fragmento que formaba parte de un gran monumento relacionado con este faraón, representa a Horus bajo la forma de un halcón que despliega sus alas sobre Horemheb. El faraón lleva la corona azul jepresh y la falda corta o shendyit . En la mano izquierda sostiene un incensario en la derecha un vaso de libación. Ante él hay un altar lleno de ofrendas para la divinidad. Las dimensiones del bloque y las marcas halladas hacen suponer que se trata de una pieza reutilizada.
El año 4 del reinado de Amenhotep IV supuso una serie de cambios que desembocaron en la llamada revolución amarniense. El faraón sustituyó su nombre por el de Ajenatón y trasladó la capital a Tell el-Amarna y abolió el culto a todos los dioses, excepto el del dios Atón, que fue elevado a la categoría de único dios. Este cambio religioso vino acompañado por una nueva forma de representar la figura humana. Esta escultura uno de los colosos que estaban adosados a los pilares que formaban parte del templo dedicado a Atón, dentro del templo de Karnak. La religión amarniense proclamaba el culto al sol sin más intermediario que el faraón. Los templos solares estaban abiertos al exterior y tenían grandes patios que permitían que los rayos del sol llegaran hasta los fieles. El faraón aparece representado con el nemes, el ureo en la frente y atributos reales, y un tocado con las dos plumas del dios. Sus rasgos, en cambio, son los de un ser andrógino, de ojos almendrados, labios carnosos, formas redondeadas
Imperio Nuevo. Dinastía XVIII. Reinado de Ajenatón. Procedencia Tell el-Amarna. Any fue intendente, escriba real y escriba de la mesa de ofrendas del Señor de las Dos Tierras, es decir, del faraón. Vivió en un periodo destacado de la historia de Egipto, bajo el reinado de Ajenatón. En esta época, la corte se desplazó a Ajetatón, la actual Tell el-Amarna, cuya necrópolis también ha sido excavada. En la tumba de este funcionario se emplazaron seis estelas como la de Any, de carácter votivo, ofrendadas por su hermano y por otros miembros de su entorno. Esta estela redondeada representa a Any de pie en su carro y a su izquierda el conductor sosteniendo con las dos manos las riendas de los caballos. Any lleva una peluca trenzada con un coo de ungüento y su cuello está adornado con varios collares, los llamados Oro del Valor (o de la recompensa). El texto que acompaña a la estela narra justamente cómo Any acaba de recibir el favor del rey. Esta obra es de estilo plenamente amarniense: el cráneo de los personajes es muy alargado, los ojos almendrados y el vientre prominente. La temática de las estelas, que solía ser religiosa, también refleja el cambio de mentalidad propio de esta época.
El dios Amón tendiendo un arma al faraón victorioso (Caliza)
Para llevar a cabo la construcción de las tumbas reales en el Valle de los Reyes, durante la dinastía XVIII se levantó un poblado obrero en Deir el-Medina. La excavación de esta localidad ha permitido recuperar miles de objetos que hablan de la vida cotidiana de sus habitantes. De entre ellos, destacan los objetos relacionados con las tareas de los obreros. Además de herramientas utilizadas en la construcción, se han hallado numerosos bocetos artísticos. El soporte utilizado era un ostracón, es decir, un fragmento de cerámica procedente de algún recipiente roto. La mayoría de estos dibujos muestran un estilo realista que a veces roza la caricatura. La escena representada muestra al dios Amón, con su tocado de dos plumas, tendiendo un arma al faraón, quien se distingue por el Ureo que luce en la frente. El soberano está representado en la postura de victoria sobre los enemigos, a los que coge de los cabellos a punto de masacrarlos.
Uno de los últimos faraones de la dinastía XVIII fue Ay, cuya importancia política se remosnta al reinado de Ajenatón, cuando desempeñaba un alto cargo. Además de su papel como funcionario, Ay era el padre de la reina Nefertiti y asumió el poder cuando el joven Tutankhamón murió. Como alto funcionario del reinado de Ajenatón, se mandó construir una tumba en la necrópolis de Tell el-Amarna. Posteriormente, cuanto accedió al trono, se construyó otra en el Valle de los Reyes, decorada según el estilo vigente.
Este relieve procede de la tumba inacabada de Tell el-Amarna. La escena nos muestra a Ay y su esposa, tocados con conos de perfume, recibiendo presentes. El general recibe collares de oro de manos, probablemente, del faraón. Los rasgos faciales de ambos personajes son típicamente amarnienses
EL AJUAR FUNERARIO
El ajuar aseguraba el sustento y protegía al faraón de todo peligro, facilitando así la asimilación del rey muerto a los dioses y proporcionándole lo indispensable para la vida en los campos del laru, el paraíso el faraón debía comer y beber como lo hacía en vida. Los amuletos y los papiros funerarios le ayudarían a afrontar los innumerables peligros del viaje nocturno. Los muebles, las joyas, el vestuario y los juegos, le permitirían gozar de los pequeños placeres de la vida de palacio. Para realizar las tareas cotidianas disponía de ushebtis (el que responde), estatuillas mágicas que se encargarían de “servirle” en sus necesidades. El faraón podía llegar a tener uno para cada día del año y sus correspondientes jefes de trabajo. Ya sólo faltaba la momificación del faraón para que emprendiera el largo viaje hacia la eternidad
EL TESORO DE TANIS
Tutankhamón no es el único faraón cuya tumba escapó al pillaje. Durante el Tercer Periodo Intermedio, las dinastías XXI y XXII reinaron en Tanis, ciudad situada en el delta del Nilo. Los soberanos de esta época quisieron dar a su nueva capital un esplendor parecido al de Tebas. Sin embargo, no contaban con materiales ricos como los de sus ilustres predecesores y construyeron la ciudad reutilizando elementos pertenecientes a los monumentos de Pi-Ramsés. Estos reyes se hicieron enterrar en el recinto del templo local de Amón. Sus sepulturas se conservaron intactas durante siglos, hasta que las descubrió Pierre Montet en 1939. Su hallazgo pasó desapercibido por la llegada de la segunda guerra mundial. La decoración y el mobiliario de estas tumbas reflejan cambios importantes respecto a las del Valle de los Reyes. No se trata sólo de una evolución del pensamiento religioso, sino que también indican que los faraones ya no utilizaban tantos metales y piedras semipreciosas. Los materiales perecederos, las ofrendas de alimentos, los muebles de madera e incluso las momias reales no resistieron a la humedad de la zona y sólo se conservaron los objetos de piedra y metal. Las joyas y valiosos jarrones de los soberanos de Tanis, no tan abundantes como en el Valle de los Reyes y de mayor sobriedad, demuestran a pesar de todo los conocimientos técnicos de los orfebres egipcios se había mantenido
Ese relieve muestra a un grupo de prisioneros asidos por el pelo, una iconografía típica de las representaciones del faraón victorioso. Aunque se desconoce el emplazamiento original del relieve, muy probablemente formaba parte de la decoración externa del pilono de un templo, tal como pueden confirmar diversos relieves del mismo tipo,
los más relevantes situados en el templo de Amón en Karnak.
El grupo de prisioneros representado presentan unos rasgos típicamente nubios, como la nariz chata, la piel oscura y el cabello rizado. Es muy curiosa la disposición de las cabezas, situadas de perfil excepto las centrales, que se presentan de frente, aspecto poco usual en el arte egipcio. Los prisioneros alzan los brazos con las manos abiertas, rindiéndose y al mismo tiempo implorando piedad.
VASO HES. Imperio nuevo. Dinastía XVIII. Tebas oeste. Valle de los Reyes. Tumba de Amenhotep II Material Fayenza Azul
El vaso hes era un recipiente de metal utilizado en las ceremonias religiosas y funerarias. Con él se llevaban a cabo libaciones rituales y purificaciones en los templos.
El modelo presente forma parte de los más de cuarenta objetos de pequeñas dimensiones hallados por Victor Loret en la tumba de Amenhotep II. El color azul de la fayenza se relaciona con el agua y las propiedades que tenía este líquido en el Más Allá. Este material estaba asociado a Hathor, la diosa que concedía la vida eterna.
Dyed, símbolo de estabilidad
Época Imperio nuevo Dinastía XVIII Reinado de Amenhotep II. Procedencia Tebas oeste Valle de los Reyes. Tumba de Amenhotep III
Madera pintada
Cuando Set despedazó a su hermano Osiris, repartió sus fragmentos a lo largo y ancho de Egipto. Estos fragmentos pasaron a ser poderosos amuletos. El que representa la columna vertebral de Osiris se convirtió en el amuleto Dyed. Este pilar muestra la columna con cuatro vértebras símbolo de la estabilidad.
Cuando el faraón accedía al trono debía realizar el ritual de la “erección del pilar dyed”. Con la ayudad de los dioses, el faraón erigía este pilar, que significaba la estabilidad del reino, a pesar del cambio de soberano. Como amuleto, acostumbraba a pintarse en el interior de la caja del sarcófago, para que el difunto pudiera reposar su columna vertebral en él.
La estatua del dios Osiris (madera y betún) Procedente de Tebas Oeste. Valle de los Reyes. Tumba de Amenhotep II.
Uno de los objetos que formaban parte del ajuar funerario eran las estatuillas de divinidades, entre las que se encontraban las del dios Osiris. Una de las formas más comunes de representarlo era la momia, con la corona blanca y los brazos cruzados sobre el pecho. Las manos sujetan el Heqat y el Nejej.
Como dios de los muertos, el color de la piel de Osiris era negro. Esta tonalidad no tiene connotaciones negativas, sino que se identificaba con el limo procedente de la inundación del río, que fertilizaba la tierra y proporcionaba la vida. Para conseguir esta tonalidad, la presente estatuilla de madera fue revestida con una capa de betún, material a su vez relacionado con el proceso de la momificación.
La cobra aparecía a veces con cabeza femenina o con alas, con las que amparaba al Faraón. En el Más Allá, muchas divinidades protegían el viaje del sol como serpientes con cuchillos.
Símbolos
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